La segunda de las condenas de Ün-dar Nat consiste en un primer efecto que se le da a una canción que provoca que nunca se cante la melodía exactamente como la original. Las partes mal cantadas u olvidadas se sustituirían por onomatopeyas como laleos o tarareos. A pesar de eso se puede recordar durante mucho tiempo aunque nunca nadie la cante bien. Un tercer efecto haría que su autor fuese olvidado o que simplemente nunca se nombrara.